La capacidad de escuchar y entender lo que se dice en un aula es imprescindible para garantizar un correcto aprendizaje.
Una mala acústica puede producirse por un aislamiento o acondicionamiento acústico no adecuados. Un elevado nivel de ruido de fondo o unas condiciones arquitectónicas del recinto determinadas pueden dificultar la compresión del mensaje hablado.
En estos casos, el rendimiento académico puede verse comprometido, pues disminuye la comprensión del habla, aparecen signos de fatiga en el docente costándole mantener la concentración e incluso se crean problemas de atención en el alumnado.
Por ello, es evidente que en cualquier establecimiento, donde el mensaje hablado es primordial, se debe conseguir que las condiciones arquitectónicas de las aulas sean tales que:
-Protejan de los ruidos intrusivos.
-Amplifiquen y distribuyan equilibradamente la energía sonora del mensaje sonoro emitido.
-No alteren la composición espectral del mensaje emitido original.
-No introduzcan reflexiones inadecuadas con paredes, suelo y techo que interfieran con el mensaje original.
En resumen, que se creen lugares que inviten y favorezcan la conversación.
Evolución histórica de las aulas de enseñanza
Con suficiente aproximación se puede afirmar que en el siglo XIX surge el nacimiento de la escuela como edificio, sin embargo, no tal y como hoy se conciben sino como una adaptación de otras formas de arquitectura, dejando de lado las necesidades de la enseñanza.
Tiempo después, debido al considerable incremento del alumnado se hacía imposible mantener la disciplina en la sala, por lo que se fueron añadiendo aulas más pequeñas alrededor de la gran sala, separadas de esta mediante cortinas o puertas correderas.
Los arquitectos de aquella época se limitaban a enfatizar la forma y el estilo, olvidándose de los aspectos funcionales.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX
Louis Sullivan, notable arquitecto de la Escuela de Chicago enuncia un principio fundamental de la arquitectura moderna: “form follows function” (“la forma sigue a la función”).
Esta nueva actitud de Capítulo II. Acústica Arquitectónica. Carmen Bella Castrillo 31 los arquitectos, junto con una planificación de las escuelas por barrio, una separación por grados en distintos edificios y una buena disposición administrativa, dan como fruto la construcción de escuelas que ya no parecen palacios, y que están exentas de reminiscencias y semejanzas con la arquitectura del pasado. Son escuelas conformadas como tal.
En Europa, la construcción de las primeras escuelas no se conseguirá hasta 1925.
A pesar de todo esto, la planificación escolar americana fracasó. Fue debido al crecimiento desenfrenado y caótico al que estaban sometidas las ciudades, que llegaba a limitar el espacio escolar, rodeándolo de edificios y calles ruidosas.
Son los alemanes, quienes desde su punto de vista más racional y ordenado dan un nuevo enfoque al concepto de escuela. A partir de entonces empieza a surgir la necesidad de organización de orden interno, lo cual considera aspectos como el número de alumnos por superficie construida, el volumen de aire por alumno, condiciones de higiene, iluminación…
La arquitectura escolar evoluciona a la par de los avances urbanísticos de cada país y de su estabilidad política.
Es en el siglo XX cuando se logra definitivamente la inserción de las escuelas dentro de la trama urbana, centrándose en los aspectos funcionales y mejorando las condiciones higiénicas y de iluminación.
#ParaGenteQuePiensayViveDiferente
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